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Historia de Saint-Émilion: de la época medieval al presente vinícola

Te invitamos a embarcarte en un viaje fascinante con nuestro artículo sobre la historia de Saint-Émilion. Desde sus raíces medievales hasta su renombrada tradición vinícola actual, este es es un tesoro viviente que ofrece más que solo paisajes pintorescos y vinos exquisitos.

Descubre cómo este encantador pueblo, con sus monumentos históricos y viñedos, ha evolucionado a lo largo de los siglos. Exploraremos juntos los secretos de sus calles empedradas y los relatos de los que han moldeado su legado. Para una mejor comprensión puedes optar por un free tour por Saint Emilion.

Si te gusta la historia, la cultura y el buen vino, este artículo es un imperdible para ti. Sumérgete en las páginas de la historia viva de Saint-Émilion y déjate llevar por un recorrido que va más allá del tiempo.

¿Por qué el legado de Saint Emilion continúa vigente?

Saint-Émilion no es solo un destino; es una experiencia enriquecedora que se entrelaza con la historia, el arte y, por supuesto, el vino. Con su encanto medieval y su prestigio vinícola, es un lugar donde cada calle, cada piedra y cada botella cuentan una historia.

Para empezar a concocerla, puedes empezar el recorrido con una cata de vinos en Saint Emilion. Este pueblo es conocido mundialmente por sus viñedos y bodegas, donde la tradición vinícola se ha perfeccionado durante siglos. 

Participar en una cata de vinos aquí no es simplemente degustar, es sumergirse en una tradición que ha definido la identidad y la economía de la región. Cada sorbo es un viaje su historia, revelando los secretos de su terroir y la maestría de sus viticultores.

Pero Saint-Émilion es más que vino. Al preguntarnos qué ver en Saint Emilion, la respuesta se extiende desde sus impresionantes monumentos hasta sus encantadoras calles empedradas. 

La iglesia monolítica, excavada en roca, es solo un ejemplo de la maravilla arquitectónica que el pueblo ofrece. Pasear por sus calles es como caminar a través de un museo al aire libre, donde cada edificio tiene una historia que contar. Las vistas desde la torre del campanario son imprescindibles y las catacumbas de Saint-Émilion ofrecen una perspectiva única de la historia del lugar

La pregunta de si merece la pena visitar Saint Emilion se responde fácilmente con la riqueza de experiencias que ofrece. Más allá de la cata de vinos y la belleza arquitectónica, el pueblo alberga festivales, mercados y una comunidad acogedora que celebra su herencia con orgullo

Los orígenes de su nombre

Para conocer un poco sobre la historia de Saint Emilion, lo primero que debes conocer es el origen de su nombre. Pues bien, este se debe gracias a Emilion, un antiguo monje bretón que había elegido a Ascumbas (primer nombre de la ciudad), como su lugar para retirarse.

Llegó solo y se instaló en un acantilado, donde poco a poco fue cavando una ermita de tipo troglodita, bastante rústica. Al morir el monje, alrededor del año 787, esta construcción fue ampliada, dando paso a la que se conoce hoy como la Iglesia Monolítica. En honor al monje, la ciudad fue rebautizada y desde entonces se conoce como Saint Émilion. 

Encontró su máximo desarrollo durante la Edad Media, época en la cual fueron construidas las murallas que sin duda son uno de los principales lugares qué ver en Saint Emilion.

Evolución en el tiempo

Este lugar encontró su máximo desarrollo durante la Edad Media, época en la cual fueron construidas las murallas.

Entre los siglos IX, tanto la iglesia como las catacumbas fueron de las principales construcciones. Además, permitieron que se instalara la comunidad religiosa de San Benito. Posteriormente, en 1.152, la región pasó a manos del dominio de los ingleses, lo que permitió un desarrollo bastante fluido del comercio en la zona.

Alrededor de 1.199, los principales comerciantes de la ciudad firmaron un decreto con el Rey de Inglaterra que les permitió recibir una tutela administrativa y civil, conocida como La Jurade. De esta forma, serían ellos quienes se encargarían de la administración, la economía y otros factores de la ciudad.

En 1.289, el rey Eduardo I y además reafirmó el acuerdo. Extendió bastante las facultades de La Jurade, ampliándolas hacia las parroquias vecinas, que con el tiempo conformaron la Jurisdicción de Saint – Emilion.

Entre los siglos XIII y XVI, con la Guerra de los 100 Años en curso, se construyeron las murallas de la ciudad. De hecho, en 1.237 se inicia el proyecto de La Torre del Rey, que sirvió como ayuntamiento. Se trata de una edificación con un estilo anglo-normando en su mayoría.

Con el levantamiento de las murallas, poco a poco las comunidades religiosas que se encontraban establecidas hacia las afueras, debieron mudarse. Una de estas fueron los Franciscanos, también conocidos como los Cordeliers y los Dominicos o Jacobinos.

Con el Tratado de Paz firmado en 1.453, tras la Batalla de Castilllón, la ciudad pasó de manos de la corona inglesa a la francesa, aunque esta calma duró poco. A principios de 1.560 se iniciaron diferentes conflictos religiosos que trajeron graves consecuencias para la ciudad y su economía, enfrentaron saqueos entre 1.580 y 1.589.

Durante la Revolución Francesa, la vida religiosa de la ciudad se vio prácticamente acabada, pero, además, la despoblación fue inevitable, que culminó con la disolución de La Jurade.

Una historia marcada por el vino

Se cree que fueron los romanos quienes empezaron con la producción de vino en Saint  Émilion, por lo que los viñedos han hecho parte del paisaje, prácticamente desde siempre. De hecho, durante el control inglés, este comercio creció excepcionalmente gracias a la buena aceptación que tenía en Inglaterra el vino proveniente de Saint Émilion.

Aquí se fundó el primer sindicato de productores de vino en Francia, alrededor de 1.884. En la actualidad, Saint Emilion se divide en dos denominaciones: Saint-Emilion Grand Cru, con más de 800 viñedos y AOC Saint – Emilion, con más de 5.400 hectáreas.

Para algunos, la verdadera gloria de la ciudad está en sus tierras, pues la combinación de clima oceánico y continental, sumado al suelo calcáreo, crean un entorno perfecto para el cultivo de la vid.

Destino de enoturismo

Al estar la historia de Saint Emilion tan ligada al vino, no es de extrañar que este sea uno de los principales destinos para los amantes del enoturismo que hay en el mundo.

Una vez llegas a la ciudad, uno de los planes más atractivos es realizar una cata de vinos. Además de permitirte saborear algunos de los caldos más exquisitos del mundo, también te servirá para conocer de primera mano todo sobre su maravillosa historia y las características que lo hacen tan especiales.

En 1948, La Jurade fue reactivada, aunque esta vez como especie de fraternidad cuya principal y básicamente única función es conservar y promover los vinos de Saint – Emilion en el mundo entero.

Callecitas con encanto

Además de sus edificios históricos, Saint Émilion es conocida por sus callejuelas estrechas, muchas de ellas aún empedradas, por lo que sentirás que has viajado en el tiempo.

Es normal que puedas sentirte un poco perdido, porque llegan a parecer un verdadero laberinto, pero no te preocupes, no hay nada que temer. Entre ellas podrás encontrar pequeños cafés y tiendas de artesanías, así como restaurantes, donde por supuesto el vino es protagonista, tanto en el bar como en ingrediente de la cocina.  

Futuro brillante y con mucho vino

A pesar de su larga historia, Saint Émilion se mantiene fiel a sus tradiciones y costumbres, guardando su encanto y evolucionando en torno al mundo vinícola. Tanto sus habitantes como productores combinan su maravillosa herencia con lo más moderno de la innovación enológica.

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